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18 de mayo de 2012

A tener siempre presente ...




 ‎"One does not become enlightened by imagining figures of light, but by making the darkness conscious".
 Carl Jung, The Philosophical Tree, 1945.




17 de mayo de 2012

Raíces y semillas

Witold Pruszkowski, Spring, 1887

La raíz es lo primero que crece al germinar la semilla; se hunde rápidamente en la tierra en la que ha ido a caer y busca su alimento en ella, extrayendo los nutrientes necesarios para desarrollar brotes, tallos, flores, y frutos. El reino vegetal entrega generosamente al resto de la naturaleza estos frutos, que no son sino el ropaje carnoso del que la semilla debe despojarse para poder despertar.

La función de nuestras raíces no es mantenernos atados a un pedazo de territorio, porque las raíces son aquello que nos conecta con la tierra y nos empuja siempre a crecer buscando la luz. Las semillas contienen el espíritu del árbol que las originó, un espíritu que se aligera y desprende en incontables ocasiones, para viajar llevado por el viento, por el agua o por los animales que recorren la tierra y los cielos. 

La semilla que parte lleva en sí toda la información que precisa para completar su desarrollo, y no piensa con añoranza en lo que deja atrás, porque su memoria está en la tierra, y volverá al hundir en ella sus raíces, nuevas y viejas a un mismo tiempo.

***

Esto pensando en las múltiples maneras que hay de contar una historia: en las personas que usan aquello que tienen al alcance para construir puentes, y aquellas que tratan de derrumbarlos. 
Pienso en el miedo que se esparce en el aire, ese veneno lento que ingerimos al respirar, acaso más peligroso que la misma contaminación física, pero también en la fuerza que puede transmitirnos la sonrisa o la mirada cómplice de un extraño con el que nos cruzamos en la calle. 

Pienso en un gris que se derrama ahogando colores, y en el resurgimiento de éstos, a su debido tiempo, estallando alegres aquí y allá, cuando ya nadie los esperaba.

Con un poco de suerte, el paso de los años contribuye a erosionar lo categórico de nuestros juicios juveniles, esa terrible necesidad de etiquetarlo todo incluso en nosotros mismos, de buscarle un lugar  y tirarlo al fondo del sótano oscuro cuando no hay donde colocarlo. Nos ayuda también a comprender la naturaleza ilusoria de las fronteras que nos separan del resto de la humanidad y a plantearnos cuál es nuestra función en este escenario efímero que transitamos, al que llamamos "nuestra" vida.

A pesar de las capas de condicionamiento que se han ido depositando, una tras otra, sobre nuestras cabezas, el impulso de la semilla donde quiera que llega a caer es buscar en lo profundo, elevarse a la luz y entregar sus frutos al resto de la naturaleza.  

15 de mayo de 2012

Fragmento, Lafcadio Hearn



Shari Chandler, Quiet mist, sf.


Y a la hora del crepúsculo, llegaron al pie de la montaña. No había en el lugar señal de vida, ningún indicio de agua, ni rastro de plantas, ni sombra de aves veloces; nada sino soledades elevándose hacia soledades. Y la cumbre se perdía en el cielo.
Entonces el Bodhisattva dijo a su joven compañero:
-Lo que has pedido ver se te mostrará. Pero el lugar de la Visión está lejos; y el camino es agreste. Sígueme y no temas: se te dará fuerza.

La tarde oscureció sus pasos mientras ascendían. El camino estaba sin hollar, y no había marcas de ninguna visita humana anterior; discurría sobre un interminable montón de fragmentos caídos que rodaban o giraban bajo los pies. A veces una masa desprendida caía resonando en ecos sepulcrales; a veces la sustancia pisoteada reventaba como una concha vacía... se perfilaban y estremecían las estrellas; y la oscuridad se hacía más profunda.
- No temas, hijo - dijo el Bodhisattva, guiando-: ningún peligro hay, aunque el camino sea horrible.
Ascendieron bajo las estrellas - deprisa, deprisa-, subiendo con la ayuda de un poder sobrehumano. Atravesaron altas zonas de niebla; y vieron bajo ellas, siempre extendiéndose mientras ascendían, una sorda inundación de nubes, como la corriente de un lechoso mar.

Hora tras horas ascendieron; y formas invisibles cedían a su paso con apagados y suaves chasquidos; y fuegos tenues y fríos brillaban y morían con cada rotura.
Y una vez el joven peregrino puso la mano en algo terso que no era piedra, y lo alzó, y confusamente entrevió la mueca sin mejillas de la muerte.
-¡No te demores, hijo! - urgió la voz del maestro-. ¡La cumbre que hemos de alcanzar está muy lejos aún!

A través de la oscuridad ascendieron, y sentían continuamente tras ellos las suaves y extrañas roturas, y vieron los fuegos helados arrastrarse y morir; hasta que el borde de la noche se tornó gris, y las estrellas empezaron a desfallecer, y el este empezó a brillar.
Sin embargo, aún seguían ascendiendo - deprisa, deprisa-, subiendo con la ayuda de un poder sobrehumano. A su alrededor había ahora gelidez de muerte, y silencio tremendo... Una llama dorada se encendió en el este.
Entonces fue cuando, a la vista del peregrino, las pendientes revelaron su desnudez; y un temblor se apoderó de él, y un miedo horrible. Pues no había tierra - ni debajo, ni alrededor, ni en lo alto-, sino solamente un montón, monstruoso y desmedido, de calaveras y fragmentos de calaveras y polvo y hueso, con un resplandor de dientes desprendidos, esparcidos por la pila, como el resplandor de pedazos de concha en los restos que lleva la marea.
¡No temas hijo! - exclamó la voz del Bodhisattva-. ¡Sólo el fuerte de corazón puede alcanzar el sitio de la Visión!

El mundo se había desvanecido tras ellos. Nada quedaba sino las nubes abajo, y el firmamento arriba, y el montón de calaveras en medio, sesgándose y elevándose hasta perderse de vista.
Entonces el sol ascendió con los que ascendían; y no había calidez en su luz, sino la frialdad de una afilada espada. Y el horror de la asombrosa profundidad, y el terror del silencio, crecieron y crecieron, e inquietaron al peregrino, y detuvieron sus pasos; así que repentinamente todo poder se alejó de él, y gimió como un durmiente en sus sueños.

¡Apresúrate, apresúrate, hijo! - exclamó el Bodhisattva -: El día es breve, y la cumbre está muy lejos.
Pero el peregrino chilló:
¡Tengo miedo! ¡Un miedo indecible! ¡Y el poder me ha abandonado!
- El poder volverá, hijo - repuso el Bodhisattva-. Ahora mira debajo de ti, y por encima de ti y a tu alrededor, y dime qué ves.
-No puedo - exclamó el peregrino, temblando y aferrándose al maestro-. ¡No me atrevo a mirar abajo! Delante de mí y a mi alrededor no hay sino calaveras de hombres.
-Y, sin embargo, hijo - dijo el Bodhisattva, riendo suavemente-; y, sin embargo, ignoras de qué está hecha esta montaña.
El otro, estremeciéndose, repitió:
¡Tengo miedo! ¡Un miedo inexplicable! ... Nada hay sino calaveras de hombres!
- Es una montaña de calaveras - respondió el Bodhisattva-. Pero sabe, hijo, que todas ellas ¡SON LA TUYA! Cada una ha sido en algún tiempo el nido de tus sueños e ilusiones y deseos. Ni una sola de estas calaveras pertenece a otro ser. Todas (todas sin excepción) han sido tuyas, en los billones de tus vidas pasadas.


12 de mayo de 2012

12M15M



Hoy hace un año que algunas personas salieron a la calle a protestar. Tal vez la diferencia es que en una sociedad desencantada y políticamente escéptica, consiguieron poner en escena nuevos planteamientos.  El 15M no es sólo un movimiento de protestas, sino un movimiento de propuestas.

Han demostrado ya que, cuando las urnas dejan de cumplir esta función, es posible que ciudadanos y ciudadanas se reúnan para expresar su voluntad política y consensuar las reivindicaciones básicas,  independientemente de ideologías de fondo. Han demostrado que es posible que personas de diferente edad, género, profesión, extracto social, etc. se unan y combinen habilidades y conocimientos para poner en marcha proyectos de beneficio común. Que hay otras maneras de hacer las cosas, otros caminos y estrategias que pueden funcionar mejor que aquellos diseñados para llevarnos una y otra vez a callejones sin salida.

Uno de los mayores daños que se pueden infligir en un ser humano, en una sociedad, es convencerlo de su impotencia, aún si esto se consigue a través de la mentira; una vez se nos ha convencido de que no hay nada que podamos hacer existe una tendencia a abandonamos, a dejarnos arrastrar por ese poder externo que nos supera. Por el contrario, la conciencia sobre nuestra capacidad de decidir o contribuir a las decisiones, de movernos, actuar y ver el alcance de aquello que hacemos nos devuelve el ánimo y la disposición de buscar soluciones efectivas. 

Este no es un blog político, pero como su etiqueta indica "vivimos en un mundo", que aunque no deba condicionarnos, tampoco puede sernos ajeno en la medida en que contribuimos a moldear su realidad con lo que en él pensamos y, sobretodo, hacemos. Estemos más o menos de acuerdo con los pormenores de su desarrollo, al 15M hay que reconocerle muchos méritos, y un más que merecido respeto.