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26 de marzo de 2012

Mudanzas

Pluma de garza en el agua, Arc of Appalachia, sf.

No hay mejor excusa para una buena limpieza primaveral que una mudanza. Una limpieza profunda que regrese a esos rincones poco visitados de la casa en la que he habitado, rascando detrás de las orejas a  una criatura gigante, como un último servicio en agradecimiento por  haberme dado cobijo. Y una despedida en condiciones, con flores, velas e incienso. Luz tranquila al oscurecer el día, luz de ese hogar que en adelante será un recuerdo.

Reconozco que me gustan las mudanzas. Y me gusta el proceso de sacar todas mis pertenencias y comprobar en cuántas cajas puedo hacerlas caber: cuántas menos mejor. Guardo mis libros con mimo, en una caja pequeña, separándolos del resto de libros que a pesar de que también me pertenecen no son "mis" libros. Me entretengo pensando en lo poco que sufriría en realidad si todo se perdiera, si se perdieran incluso esas cositas que guardo a parte.

Disfruto al hacer paquetes y regalar no sólo aquello que ya no me sirve pero aún puede servir a otros, sino especialmente aquellos objetos que de alguna manera llegaron a mi vida sin tener realmente nada que hacer en ella, que llegarán nuevos a manos de personas que sí los quieran.  No sólo hay que hacer sitio a lo nuevo,  - lo nuevo por sí sólo no es bueno o malo-, hay que tener un lugar preparado para aquello que nos es afín, para aquello que se acerca a nosotros como un reflejo de lo que somos, una respuesta a nuestro llamado.

Y sufro un poco al abrir las cajas de documentación y papeles personales, y entregar -a fin de no acumularlos-  al sacrificio aquellos que no sirven. Leo, releo, sopeso, juzgo y ejecuto sentencia sobre datos cuyo contexto ya no recuerdo, y otros que preferiría no tener que recordar. Uno a uno pasan por mis manos y les doy una última mirada y la parte de agradecimiento que les corresponde antes inmolarlos.

Me mudo - otra vez- porque quiero, porque empieza una nueva temporada llena de vivencias que, para bien o para mal, no se repetirán y el corazón me dice "sigue por ahí"... algo que ya no le reclamaré jamás. Me mudo con mis cuatro cosas que podrían ser tres, o dos, o ninguna, y a su debido momento me volveré a mudar.

Mis recuerdos viajan conmigo, dentro de mí, aquello y aquellos a los que he amado me conforman.
Mi hogar tiene unas raíces tan profundas que puede extender sin problemas sus ramas hasta allí dónde quiera que me encuentre, hasta donde quiera que me atreva a llegar. 

22 de marzo de 2012

Cuaderno de campo para brujas




Muchos paganos sostienen la imagen del "Libro de las sombras" como una herencia que se pasa de generación en generación, dentro de un grupo familiar o de un coven, y que contiene las fórmulas, recetas y procedimientos practicados por el mismo. Partiendo de esta idea muchos neófitos - y no tan neófitos- gastan sumas considerables en libros de hojas blancas, bellamente encuadernados, para llenar con sus primeros apuntes, o con los primeros resultados positivos de su práctica. Se arguye al respecto que es preciso llevar un registro de nuestra práctica mágica.

Sin embargo, por más que contenga "secretos" de un número reducido de personas, el grimorio es un instrumento pensado para compartir, esto es, para que otros lo vean. La idea del Libro de Sombras que en el fondo tenemos es la de algo terminado, que ya no precisa de correcciones, que no contiene errores. Con lo cual, los más confiados llenan hojas y más hojas, y los más temerosos dejan pasar semanas, meses e incluso años antes de estropear con una caligrafía inapropiada el sagrado papel. Es más, en los tiempos que corren incluso el Libro de Sombras es un elemento del que incluso se pretende en más de una ocasión - como ocurre con otras herramientas supuestamente destinadas al trabajo mágico-, presumir un poco.  

Se mire como se mire, lo cierto es que se requiere de muchos años, de un recorrido previo, antes de poder pensar en un proyecto de grimorio. El Libro de Sombras debe ser una selección de lo mejor de nuestras cosechas, y si realmente pretendemos legarlo a futuras generaciones, la validez de su contenido debe ser capaz, cuanto menos, de sobrevivir a varias décadas de nuestra propia existencia. 
Esto no significa que debamos esperar para empezar a escribir el registro de nuestras experiencias, prácticas y aprendizajes, lo cual es siempre recomendable - e incluso necesario - sino que para empezar con esta tarea necesitamos otro tipo de soporte, con menos pretensiones, por ejemplo una libreta cualquiera. 

Tengo la sensación de que el aprendizaje y la práctica mágica se abordan por lo general con un exceso de idealismo que tiene por resultado, antes que descubrir lo que realmente está ahí, confirmar aunque sea débilmente lo que esperábamos encontrar de lo cual deriva mucha frustración mal digerida. Personalmente gusta hacer referencia al cuaderno de campo por el vínculo que éste tiene con la labor de observación directa e investigación, que es - o debería ser- una parte importante del aprendizaje de un buscador.

En el camino del desarrollo personal, pero también en el propio de la práctica mágica, el principal sujeto de estudio es el que encontramos cada día al mirarnos al espejo. No se trata de una cuestión egótica, sino precisamente de trascender la imagen creada y asumida que tenemos de nuestro propio yo para empezar a comprender de qué estamos hechos, cómo funcionamos, cuál es nuestro lugar, de qué modo interactuamos con nuestros semejantes, con la naturaleza, con ese universo del que somos una ínfima expresión consciente e individualizada. También somos el principal y único sujeto de experimentación y la única área de la realidad humana en la que tenemos pleno derecho a incidir (esto es, el trabajo de cambiar a otros no nos incumbe).

Teniendo el material de estudio y experimentación tan cerca, el trabajo de conocerse a uno mismo puede parecer fácil, y el de realizar cambios conformes a nuestra voluntad en nosotros y nuestras vidas, una tarea poco relevante - quizá planeábamos en exorcisar malos espíritus y levitar presos de arrebatos místicos... - pero lo cierto es que, toda vez que mejoramos de manera sólida aspectos relevantes de nuestra existencia y posiblemente de la de aquello que nos rodean, este trabajo nos abre una ventana para asomarnos a la realidad y empezar a verla como antes no la hubiéramos podido imaginar.

En esta tarea, el cuaderno o libreta es, posiblemente, la herramienta mágica más efectiva con la que contamos, en primer lugar porque nos permite establecer una disciplina, dar seguimiento a diferentes aspectos de nuestra vida, observar los resultados de nuestras prácticas y realizar una serie de ejercicios que requieren de la escritura. Una simple libreta escolar puede convertirse en un arma muy poderosa cuando somos capaces de emplearlo como un espejo, como un círculo u espacio sagrado y seguro en el que nos encontramos con los aspectos más difíciles de nosotros mismos, aquellos que quisiéramos que nadie viera, y a los que no nos hace demasiada gracia encontrar, el lugar donde escribimos acerca de lo innombrable, y donde nos expresamos con la mayor crudeza y sinceridad no para un hipotético público, sino para nosotros mismos.

Descubrí lo que era el "trabajo con cuaderno" a raíz una crisis personal, tenía poco que perder y decidí empezar a poner en práctica de manera organizada y sistemática un puñado de esas cosas que todos sabemos y por eso no les hacemos nunca demasiado caso. Para mí, el trabajo con cuaderno se ha convertido un método práctico y efectivo de aprendizaje y hacer mágico, una estructura que permite la incorporación de distintos ejercicios dependiendo de las necesidades de cada persona y cada momento.  A pesar del éxito inicial en los primeros 3 meses, quise esperar un tiempo prudente - más o menos un par de años -, antes de empezar a escribir al respecto en una serie de artículos que se irán publicando en el nuevo proyecto Ouróboros ABC.

Vaelia / Ouróboros ABC, 2012


*Ilustración: del libro "Cuentos mágicos de brujas", por Carmen Gil y Sara Rojo, Timun Mas, 2004.

20 de marzo de 2012

El Triunfo de Baco y Ariadna



Alphonse Mucha, Spring Night, ca. 1910

El Triunfo de Baco y Ariadna o Canto de Baco, es un canti carnascialeschique seguramente acompañó a un grupo carnavalesco y a un carro alegórico que representaba el motivo mitológico del título en los carnavales de Florencia de 1490. Fue escrito por Lorenzo de Médici, también conocido como Lorenzo el Magnífico.

Después de que Ariadna ayudara a Teseo a salir del laberinto en el que acabó con el minotauro, ambos abandonaron juntos la isla de Creta. Sin embargo durante la travesía hacia Atenas la joven Ariadna fue abandonada por Teseo en una playa. Allí la encontraría Dionisio, que la coronó y la llevó con él, convirtiéndola en su consorte. 
Según otra leyenda, Sileno, maestro de Dioniso, se cayó de su asno en los jardines del rey Midas, en una ocasión en que se encontraba ebrio.  Midas le prestó ayuda, y Dionisio, agradecido le permitió solicitar un deseo. El rey solicitó que todo lo que tocara se convertiera en oro. La petición fue concedida con prontitud, pero sus consecuencias causaron muchos inconvenientes a Midas, ya que no podía ni comer ni beber, pidió a Dionisio que lo liberara de aquél poder y el dios le ordenó que se bañara en el río Pattolo, que a partir de aquél momento fue rico en oro.

La canción está dedicada a Baco, el dios del vino y, por extensión, de la alegría y el placer. Aunque el tema hunde sus raíces en la mitología clásica,  también se encuentra en él la influencia de la literatura medieval, de acuerdo con una concepción de "carnaval", que canta a la vida y el disfrute de los sentidos y que va en contra de toda visión de la ascesis que lleva  a renunciar al mundo. La búsqueda del placer, que parece inspirar las afirmaciones de varios personajes mitológicos, jóvenes y viejos de unirse en la exaltación de la alegría de vivir, está rodeada por un sentimiento de melancolía  por la fugacidad del tiempo, toda vez que subraya la banalidad de la codicia de bienes materiales.



Il Trionfo di Bacco e Arianna

Quant'è bella giovinezza,
che si fugge tuttavia!
Chi vuol esser lieto, sia:
di doman non c'è certezza.

Quest'è Bacco e Arianna,
belli, e l'un dell'altro ardenti:
perchè 'l tempo fugge e'nganna,
sempre insieme stan contenti.
Queste ninfe ed altre genti
sono allegre tuttavia.
Chi vuol esser lieto, sia:
di doman non c'è certezza.

Questi lieti satiretti,
delle ninfe innamorati,
per caverne e per boschetti
han lor posto cento agguati;
or, da Bacco riscaldati,
ballan, saltan tuttavia.
Chi vuol esser lieto, sia:
di doman non c'è certezza.

Queste ninfe hanno anco caro
da lor essere ingannate:
non può fare a Amor riparo
se non gente rozze e'ngrate:
ora insieme mescolate,
suonan, cantan tuttavia.
Chi vuol esser lieto, sia:
di doman non c'è certezza.

Questa soma, che vien dreto
sopra l'asino, è Sileno:
così vecchio, è ebbro e lieto,
se non può star ritto, almeno
ride e gode tuttavia.
Chi vuol esser lieto, sia:
di doman non c'è certezza.

Mida vien dopo costoro:
ciò che tocca, oro diventa.
E che gioia aver tesoro,
s'altri poi non si contenta?
Che dolcezza vuoi che senta
chi ha sete tuttavia?
Chi vuol esser lieto, sia:
di doman non c'è certezza.

Ciascun apra ben gli orecchi,
di doman nessun si paschi;
oggi siam, giovani e vecchi,
lieti ognun, femmine e maschi;
ogni tristo pensier caschi:
facciam festa tuttavia.
Chi vuol esser lieto, sia:
di doman non c'è certezza.

Donne e giovinetti amanti,
viva Bacco e viva Amore!
Ciascun suoni, balli e canti!
Arda di dolcezza il core!
Non fatica, non dolore!
Ciò c'ha esser, convien sia.
Chi vuol esser lieto, sia:
di doman non c'è certezza.


Quant'è bella giovinezza,
che si fugge tuttavia!


Lorenzo de' Medici, ca.1490








El Triunfo de Baco y Ariadna


Qué hermosa es la juventud,
a pesar de que escape!
Quien quiera ser feliz, lo sea:
no hay certeza en el mañana.

 Baco y Ariadna,
hermosos, ardiendo el uno por el otro:
porque el tiempo huye y engaña,
siempre juntos están contentos.
Esta ninfa y otras gentes
son felices todavía.

Quien quiera ser feliz, lo sea:
no hay certeza en el mañana.

Los alegres pequeños sátiros,
enamorados de las ninfas,
por cavernas y bosquecillos
han puesto cientos de trampas para ellas;
ahora, calentados por Baco,
danzan y saltan todavía.

Quien quiera ser feliz, lo sea:
no hay certeza en el mañana.

Las ninfas a su vez están contentas 
de ser engañadas por ellos:
nadie puede protegerse del Amor
sino la gente cruel e ingrata:
ahora mezclados unos con otras,
tocan, cantan todavía.

Quien quiera ser feliz, lo sea:
no hay certeza en el mañana.

Esta carga que viene detrás, 
sobre el asno, es Sileno:
aún viejo, está ebrio y feliz,
si no puede mantenerse derecho, al menos
ríe y goza todavía.

Quien quiera ser feliz, lo sea:
no hay certeza en el mañana.

Midas viene detrás de él:
aquello que toca, se convierte en oro.
Qué bien hay en poseer tesoros,
para el que no se satisface?
Qué placer creéis que siente
está sediento todavía?

Quien quiera ser feliz, lo sea:
no hay certeza en el mañana.

Cada quién abra bien las orejas,
nadie se alimenta del mañana;
seamos felices, jóvenes y viejos,
alegres todos, mujeres y hombres;
desterremos cada pensamiento triste:
celebremos todavía.

Quien quiera ser feliz, lo sea:
no hay certeza en el mañana.

Mujeres y jóvenes amantes,
viva Baco y viva Amor!
Cada quién toque, baile y cante !
Arda de dulzura el corazón!
Sin fatiga, sin dolor!
Lo que tenga que ser, será.

Quien quiera ser feliz, lo sea:
no hay certeza en el mañana.


Qué hermosa es la juventud,
a pesar de que escape!





Bibliografía:

Martin Wackernagel. El medio artístico en la Florencia del Renacimiento, Akal, 1997, p.192
Luciano Rebay. Invitation to Italian Poetry, Courier Dover Publications, 1998, p.53-59.
Roberto Crosio. I trionfi d'amore e l'incombente fuga del tempo.

13 de marzo de 2012

La Academia de Artes Místicas le Invita a...

Revista Amazing Science Fiction, Agosto de 1973
visto en Weird Universe


La Academia de Artes Místicas Le Invita a: 
Convertirse en "Bruja"!
Ahora, por primera vez, puede aprender las enseñanzas reales detrás de la Brujería... La Sabiduría de la Edad Dorada que le aporta mayor salud, paz mental y le abre las puertas a la vida más llena y más rica que siempre quiso para usted y sus seres queridos. Cada lección llega hasta usted completa, con instrucciones secretas que le permitirán practicar la percepción extrasensorial, la proyección del cuerpo psíquico, desarrollar autocuración y convertirse en un MAESTRO MÍSTICO. Paso a paso empezará a liberar los Antiguos Misterios conocidos sólo por los Sabios y los Magi… misterios que tienen su origen en la Gran Hermandad Blanca, los Esenios y los Therapeutae. Sí, USTED PUEDE APRENDER fácil y rápidamente los secretos antiguamente reservados para los Iniciados del Coven… dentro de la privacidad de su hogar. 
Liberación de la preocupación 
"Me siento más relajado. Solía preocuparme muchísimo por las cuentas que tenía que pagar. Pero ahora mis preocupaciones están desapareciendo. No sé cómo explicarlo."- J.M., Ohio 
Obtiene un trabajo repentinamente
"Mi esposo obtuvo exactamente el empleo que pedimos"- M.W., Arizona    
"Quiero que sepa que obtuve un empleo el día siguiente que le escribí" - R.L., Ontario 
Increíble milagro monetario
"Siento poder que no sabía que tenía. Andaba corto de dinero para otro coche, así que hice un "llamado". Al día siguiente tenía algo de dinero en mi camisa, otro poco en el bolsillo de mis pantalones y mi hijastro me prestó 30 dólares. Esto puede parecer trivial pero para mí es un milagro. Usted lo hizo posible" - J.E., California 
Relaciones mejoradas 
"Mi novio y yo nos estamos llevando aún mejor que antes" - B.S., Oklahoma 
Respetado Archivista: Por favor inscriba mi nombre en la Academia y envíeme la primera lección de Wicca, junto con una descripción completa de los privilegios de la membresía, incluyendo asistencia especial del Concilio de los Ancianos. Adjunto la suma de 3.99 dólares que entiendo serán reembolsados si no estoy completamente satisfecho.
"Una logia unida dedicado al desarrollo espiritual de sus afiliados"

Cuando la que escribe leía la palabra Wicca por primera vez en la setentera Enciclopedia Planeta de Ciencias Ocultas y Parapsicología pensaba que si quedaba algún seguidor de la "Antigua Religión" sobre la faz de la tierra debía estar en Inglaterra, que cuando yo tuviera edad para viajar tan lejos ya estaría muerto, y que en caso de seguir vivo no podríamos entendernos porque hablaría inglés. Con una inocencia similar, pasados los años, antes de que la "magia con tintes paganos" se pusiera de moda y las editoriales decidieran publicar infinidad de libros sobre el tema, mirábamos hacia esos cincuentas, sesentas y setentas con un velo de idealización en los ojos.

Para nuestra generación, los practicantes de aquellos tiempos debían ser el precedente. Desconectados como estábamos, a falta de mayores referentes que los libros de las editoriales Kier y Luis Cárcamo rescatados como un tesoro de las pilas de ejemplares de segunda mano, los brujos de los setenta eran como una sombra, la silueta de ese hermano mayor ausente que no se molesta en echar un ojo a los pequeños que juegan en el patio de atrás. En ese aspecto, la irreverencia de las generaciones que nos han seguido parece un ajuste de cuentas.

Cuando vi el anuncio que traduzco más arriba pensé en esa ingenuidad desgastada por el tiempo, como en una cáscara que se rompe o una vieja piel que se cae, pero que debemos frotar contra piedras o cortezas para que se desprenda del todo, para ganar libertad de movimiento. En esa pequeña y cotidiana lucha continua contra aquello que queda obsoleto en nuestro interior, los ídolos que se caen, los mitos que se desvanecen como espejismos, y cada uno de los matices que se pueden distinguir en ese trago amargo de la decepción, que trae consigo algo de sabiduría. Una sabiduría que no consiste tanto en tener la información como en aprender a vivir con aquello que no podremos ya olvidar.

Cuando yo era pequeña, y quería ser bruja,  inventaba  rituales, conversaba con mis dioses a través de un calidoscopio, e improvisaba cantos sumamente desafinados en lo profundo del bosque. Posiblemente jamás me hubiera atrevido a rechistar a un hermano mayor. Sin embargo, pasa el tiempo, y al volver la vista atrás con una mirada entrenada en la búsqueda es fácil advertir que entonces, como ahora, ya había equívocos y aprovechamientos poco éticos del atractivo de la magia, ya existía un comercio de lo sagrado y filiaciones interesadamente confusas respecto a las Escuelas originales. Ya había mezcla indiscriminada de términos y conceptos y desinformación, tal vez incluso más severa que la que conocemos en la actualidad, al contar con escasos medios que permitieran contrastar las informaciones recibidas.

No se trata de desmerecer a aquellos brujos/as que estuvieron activos en generaciones anteriores, sino de subrayar la importancia del trabajo "brujeril" que se realiza en la actualidad. No tiene demasiado sentido pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, ya sea hace 30 o 300 o 3000 años atrás, posiblemente si lo percibimos como algo mejor es porque no nos hemos acercado lo suficiente a la realidad del momento histórico idealizado. Lo que hagamos ahora es tan importante como lo que otros pudieron hacer antes, con la diferencia que no vivimos ni podemos hacer nada por otras épocas que no sean la propia, la que nos corresponde y habitamos día a día. Las transformaciones - y la magia es, ante todo, capacidad de transformación- siempre se realizan en presente.

7 de marzo de 2012

Las desnudadas

Kadellar, Monumento a Emilia Pardo Bazán, Madrid, 2011

Los que me conocen desde hace algún tiempo saben que el único "día internacional" que puedo recordar es el 8 de marzo, día de la mujer trabajadora. Sin embargo, no siempre ha sido así, y retrocediendo en el tiempo puedo encontrarme en algún momento en el que la conmemoración de esta fecha me parecía incluso una banalidad.

A menudo requiere cierto desarrollo vital el adquirir perspectiva respecto al lugar y el momento en el que nacemos,  que aceptamos como "normales" cualesquiera que sean las condiciones sociales en las que crecemos y, reacios siempre al cambio, posiblemente no aspiremos a mejorarlas demasiado, nos resulta inconcebible renunciar a lo que consideramos unos "mínimos aceptables". Creo que es por esto que el día de la mujer me parecia una especie de adorno innecesario hace unos años, pues en el mundo en el que yo crecí, en la casa, en la escuela, ya no era necesario ni pedir ni reclamar la equivalencia de géneros, que era ya una realidad. Por esto y, en segundo término, porque en estas cuestiones no faltan nunca quienes padecen de ese acusado complejo de víctimas que hace ver culpables y exigir reparaciones por doquier, sin importar si éstas incurren en el absurdo o en un nuevo abuso. 

A veces, oímos hablar de cosas, que no es lo mismo que vivirlas. Cuando, muchos años después me encontré con una serie de situaciones que implicaban una percepción dispar del género - e incluso cierto grado de violencia no física -, tanto por parte de hombres como de mujeres, me resultó tan difícil creer que era una situación real que ni siquiera supe cómo reaccionar, era algo que se suponía pertenecía a otros tiempos, algo fuera de lugar. Ésta fue una gran lección, que aplica en otros ámbitos. Imagino que muchos españoles de mi generación se han sentido así al ver cómo se mermaban los derechos sociales que creíamos eran nuestros, como progresaban los recortes en salud y educación, como incrementaba el control e incluso la violencia policial. Es como haber caído en la casilla equivocada, que nos obliga a retroceder y volver a lidiar con aquellos monstruos que creíamos por siempre superados y rescatar aquellas otras que creímos por siempre logradas. 

Estoy segura de que hay quien no lo cree, pero vivir en este mundo y moverse por él adecuadamente requiere de calma y reflexión, además de ganas. Toda la fuerza, física o no, que podamos agrupar requiere un adecuado encauce para lograr los objetivos deseados y no otros. Y para ello es necesario ganar esa perspectiva -que afortunadamente no siempre requiere de malas experiencias-, de estar atentos y dispuestos a escuchar todas las voces, y a vestirnos, aunque sea por unos minutos, con la piel de otros. Estoy segura también de que hay quien está convencido de que este "día de la mujer" es un asunto de mujeres, pero no lo es : Al igual que el derecho a la libertad de creencia, el respeto a la diversidad étnica y a la identidad sexual, la conservación de la naturaleza, es un asunto de interés para todos aquellos que construimos día a día la sociedad en la que nos desarrollamos como personas, y que heredarán aquellos que vengan detrás de nosotros.

Por estas razones escogí para conmemorar este 8 de marzo un relato corto de Emilia Pardo Bazán, autora que con toda seguridad debió estar en mis libros de primaria, pero que he empezado a descubrir recientemente, precisamente a partir de ese relato que llegó en el momento más apropiado. Lo que más admiro en Pardo Bazán es que ella siempre actuó con total convicción respecto a la paridad de género y a los derechos de los que la mujer debía gozar, no en virtud de su sexo, sino como persona. No hay un rasgo de victimismo en sus declaraciones y razonamientos, sino que tiende a subrayar lo absurdo de no ver la obviedad. A pesar de las durísimas críticas, incluso ataques personales, que recibió a lo largo de toda su vida, Emilia Pardo Bazán actuó como si nada pudiera serle negado, sin esperar la compasión, la gracia o el permiso de nadie, se negó a callar  y trabajó incansablemente, dejando una muestra de la mejor literatura en nuestro idioma.

En mi niñez, todo cuanto no fuese zurcir, guisar y otras tareas domésticas en la mujer se reprobaba con severidad. El menor intento de dedicarse a estudios o cosa análoga parecía excentricidad peligrosa. Más tarde, siendo yo joven, la cruzada contra la afición a instruirse en la mujer arreció de firme, al menos yo creía notarlo, acaso porque, rodeada siempre de libros, ávida de aprender, tropezaba a cada paso con las prevenciones, veía condensarse la leyenda de la supuesta incompatibilidad entre las obligaciones caseras y los gustos intelectuales. Emilia Pardo Bazán, Crónica en La Nación de Buenos Aires, abril de 1912.

Emilia Pardo Bazán nació en La Coruña en 1851, hija única de una familia acomodada que, fuera de lo habitual en la época, toleró que se apartara de los estudios femeninos y se acercara a una formación de literata reservada al género masculino. Se casó a los 16 años con José Quiroga, estudiante de leyes,  y ambos viajaron por Europa con la familia Pardo Bazán. La autora aprendió varios idiomas y envió sus crónicas periodísticas desde ciudades como Roma o París a La Época y otras publicaciones y leyó con interés a Émile Zola y otros autores europeos del momento.
En 1876 publicó su primera novela, Pascual López y ganó un ensayo dedicado al teatro del padre FeijooTambién este año nació su primer hijo, Jaime, a quien dedicaría su único poemario. Tuvo dos hijas más, Blanca, que nació en 1878 y Carmen, en 1881. La Tribuna (1883) está considerada la primera novela larga que ya es completamente naturalista, protagonizada por una cigarrera de La Coruña. Con los artículos compilados en La cuestión palpitante (1883), Emilia Pardo Bazán introdujo la corriente del naturalismo literario en España. El naturalismo trataba cuestiones sociales y cotidianas como el mundo laboral o el sexo, temas y atrevimientos que le costaron durísimas críticas. Su marido, escandalizado, le exigió dejar de escribir y retractarse públicamente de lo escrito, pero Emilia prefirió abandonar a su esposo, y vivir con sus tres hijos de forma independiente. Posteriormente, fue amante de Benito Pérez Galdós durante más de veinte años, y se insinúa que su pluma pudiera estar detrás de algunos de los Episodios Nacionales (1872-1912).
Pardo Bazán viajó con frecuencia a París y se instaló en La Coruña, donde entró en contacto con la crueldad del caciquismo. En 1886 publicó Los Pazos de Ulloa, obra cumbre de la autora, en 1887 La madre Naturaleza y en 1888 Insolación. Emilia fue siempre un escritora prolífica y cuenta aproximadamente con 40 obras en su haber entre novelas, recopilaciones de cuentos y ensayos, además de multitud de crónicas periodísticas.

La gente no pensaba como yo y el anatema contra las literatas se alzaba colérico, entendiéndose por literatas a todas las que demostraban gustos intelectuales en cualquier esfera y acribillándolas a sátiras, burlas, censuras y excomuniones. Yo, sin embargo, no perdía la esperanza, es lo último que debe perderse, conocedora del movimiento que en el extranjero iba desenvolviéndose en favor de la mujer aguardaba siempre que, como tantas otras cosas, nos trajesen de fuera, con carácter de novedad, lo que acaso aquí estaba más en la tradición, aunque olvidada y perdida para nuestro daño.

En 1890 escribió sola la revista El Nuevo Teatro Crítico durante tres años y en 1892 fundó y dirigió la publicación La Biblioteca de la mujer. Denunció la violencia de género y la desigualdad educativa entre el hombre y la mujer. Ya consagrada como escritora, fue propuesta para formar parte de la Real Academia de la Lengua Española en los años 1889, 1892 y 1912, pero su ingreso fue siempre denegado - como también lo fue para Concepción Arenal y Gertrudis Gómez de Avellaneda-, además de sufrir una campaña de ridiculización y descrédito, promovida especialmente por el también escritor Juan Valera. En 1906 llegó a ser la primera mujer en presidir la Sección de literatura del Ateneo de Madrid y en 1910 fue nombrada Consejera de Instrucción Pública.  Seis años más tarde le fue concedida una cátedra en la Universidad de Madrid, aunque la mayoría los alumnos, e incluso compañeros de la institución, se  opusieron al nombramiento y se negaron a asistir a sus clases. Murió en Madrid, a causa de una gripe común, el 12 de mayo de 1921.
Porqué no estaba yo en la Academia Española, vamos a ver, se preguntaba asombrada la gente. Yo había escrito mucho y de mis libros y de mis artículos, se hablaba, se leía, se traducía. En suma, me sucedía todo lo que de bueno puede suceder a un escritor varón cuando logra hacerse oír. ¿Que no estaba yo en la Academia por el hecho de ser mujer?¿Y eso qué? Insistía la gente no comprendiendo.  ¿El ser mujer me había impedido escribir mis tomos, mis ensayos, mis crónicas? ¿Entonces?

"Las desnudadas", es un relato corto publicado en el num.304 de "Blanco y Negro" en 1897, posteriormente fue incluido en los Cuentos trágicos.  No es una historia "para mujeres", es un recordatorio de que no importa lo que sea que nos suceda, lo importante es lo que seamos capaces de hacer con ello. Adjunto además la versión radiofónica que realizó el equipo del programa Historias de RNE, a cargo de Juan José Plans.


Las desnudadas, de Emilia Pardo Bazán by uncaminodecabras



Autor desconocido, Mujeres carlistas asistiendo a un mitin en Gernika, 1909




Las desnudadas.

Una tarde gris, en el campo, mientras las primeras hojas que arranca el vendaval de otoño caían blandamente a nuestros pies, recuerdo que, predispuestos a la melancolía y a la meditación por este espectáculo, hablamos de la fatalidad, y hubo quien defendió el irresistible influjo de las circunstancias y de fuerzas externas sobre el alma humana, y nos comparó a nosotros, depositarios de un destello de la Divinidad, con la piedra que, impelida por leyes mecánicas, va derecha al abismo. Pero Lucio Sagris, el constante abogado de la espiritualidad y del libre albedrío, protestó, y después de lucirse con una disertación brillante, anunció que, para demostrar lo absurdo de las teorías fatalistas, iba a referirnos una historia muy negra, por la cual veríamos que, bajo la influencia de un mismo terrible suceso, cada espíritu conserva su espontaneidad y escoge, mediante su iniciativa propia, el camino, bueno o malo, que en esto precisamente estriba la libertad. 
-Pertenece mi historia -añadió- a un cruento período de nuestras luchas civiles, después de la Revolución de 1868; y evoca la siniestra figura de uno de esos hombres en quienes la inevitable crueldad y fiereza del guerrillero se exaspera al sentir en derredor la hostilidad y la enemiga de un país donde todos le aborrecen: hablo del contraguerrillero, tipo digno de estudio, que mueve a piedad y a horror. Mientras el guerrillero, bien acogido en pueblos y aldeas, encontraba raciones para su partida y confidencias para huir de la tropa o sorprenderla, descuidada, el contraguerrillero, recibido como un perro, sólo por el terror conseguía imponerse: siempre le acechaban la traición y la delación; siempre oía en la sombra el resuello del odio. En guerras tales, el país está de parte de los guerrilleros; o, por mejor decir, las guerrillas son el país alzado en armas, y el contraguerrillero es el Judas contra el cual todo parece lícito, y hasta loable. 
Ahora, pues, el contraguerrillero de mi historia -supongamos que se llamaba el Manco de Alzaur- había conseguido realizar el triste ideal de esta clase de héroes; al oír su nombre, persignábanse las mujeres y rompían a llorar los chicos. Interpelado el Gobierno en pleno Parlamento acerca de algunas atrocidades de aquel tigre, protestó de que eran falsas, y que, si fuesen verdad, recibirían condigno castigo; pero realmente, las instrucciones secretas dadas al general encargado de pacificar el territorio en que funcionaba la contraguerrilla del Manco, encerraban la cláusula de dejarle a su gusto, y cuanto más, mejor. Sin embargo, el general, a quien repugnaban y estremecían ciertos actos de barbarie, y que además tenía hijas y era padre tiernísimo, solía encargar mucho al contraguerrillero que, al menos, no se oprimiese violentamente a las mujeres; y el Manco se comprometió a ello, jurando que si alguno de su partida incurría en tal delito, le cortaría inmediatamente las dos orejas. Los contraguerrilleros, que conocían las malas pulgas de su jefe, se guardaban bien de contravenir a lo mandado. 
Si en alguna ocasión lamentó el Manco haber empeñado su formidable palabra al general, fue el día en que, evacuado por las fuerzas de Radico y Ollo el pueblo de Urdazpi, penetró la contraguerrilla en este foco del carlismo. Es de saber que el párroco de Urdazpi se encontraba desde hacía año y medio al frente de una partidilla, tan escasa en número como resuelta y hazañosa, y más de diez veces había puesto la ceniza en la frente al Manco yéndole a los alcances, batiéndole, cogiéndole prisioneros y dispersando a su gente, con harto corrimiento y rabia del contraguerrillero. El odio al cura de Urdazpi era ya como un frenesí en el Manco, y en Urdazpi vivían cinco lindas y honestas muchachas, carlistas y devotas, sobrinas del párroco faccioso, hijas de su única hermana, fusilada por los liberales en la anterior guerra. Cuando trajeron ante el Manco, amarillas cual la muerte y tan sobrecogidas que ni podían llorar a las cinco infelices, se alzó un tumulto en el alma feroz del contraguerrillero; la promesa al general combatía los ímpetus salvajes de un corazón sediento de venganza, la venganza inicua de ensañarse en la familia de su enemigo, y devolvérsela vilipendiada y manchada, como se devuelve un trapo que ha limpiado el suelo de la cámara donde se celebra orgía impura. Meditó un instante, frunciendo las hirsutas cejas bajo las cuales encandecían dos ojos de brasa; de pronto, una sonrisa feroz dilató su boca; había encontrado el medio de no faltar a su palabra, y al mismo tiempo de mancillar al cura en la persona de sus sobrinas.
Dio en vascuence una orden terminante, y poco después las cinco doncellas, enteramente despojadas de sus ropas, eran paseadas y empujadas al través de las calles del pueblo, entre rechifla, denuestos, golpes y groseros equívocos de los inhumanos que las rodeaban, ebrios de vino y de sangre. El Manco había anunciado que sería reo de pena capital cualquiera de sus contraguerrilleros que no se limitase a mofarse de la desnudez de aquellas desdichadas vírgenes, las cuales, estúpidas de vergüenza, intentando velarse el rostro con el pelo, echándose por tierra para que el fango de las calles las sirviese de vestido, pedían con llanto entrecortado y desgarrador que les devolviesen su ropa y las fusilasen pronto; y al verlas como estatuas de dolorido e injuriado mármol, el Manco en persona, o satisfecho o ablandado ya, escupió a los desnudos y mórbidos hombros de la más joven, y dijo con bestial risa: "Ahora ya pueden volverse a su madriguera estas carcundas". Considerar el estado de ánimo de las sobrinas del cura después del afrentoso suplicio, es como si nos asomásemos a un abismo de desesperación. Nótese que eran mujeres de intachable conducta, de grave recato, de profunda religiosidad, más bien exaltada; que las respetaban en el pueblo por honradas y las celebraban por hermosas; que a pesar de su fe no tenían vocación monástica, y entre los mozos incorporados a la partida del cura, más de uno rondaba sus ventanas y pensaba en bodas a la conclusión de la guerra. 
Pero después del horrible atropello del Manco, para las sobrinas del párroco de Urdazpi se había cerrado el horizonte, se habían acabado las perspectivas de la vida y del mundo. La gente, al hablar de ellas, sólo las llamaban Las desnudadas, y este apodo infamante era como inmensa mancha extendida sobre su piel, quemada por tantos impuros ojos. Abrumadas bajo la carga de la desventura, permanecían recluidas en casa, sin asomarse a la ventana siquiera sin salir ni a la iglesia; ¡la iglesia, que  es el refugio de todos los dolores! Como si estuviesen contaminadas de lepra, como a los lazaretos que la Edad Media aislaba, les traía una amiga, movida a compasión, lo necesario para su sustento, y se lo dejaba en el portal, en un cesto, diariamente, pues ni aun de ella consentían ser vistas y habladas. Así vivieron un año... -Pues por ahora -dijimos a Lucio Sagri, interrumpiéndole-, su historia de usted demuestra que, sometidas a unas mismas circunstancias, las cinco sobrinas del cura de Urdazpi adoptaron un género de vida absolutamente idéntico. -¡Aguarden, aguarden! -clamó Lucio-. No se ha concluido el episodio. 
Al año, la consabida amiga avisó para el entierro de una de las sobrinas, la menor. Aquélla a cuyos cándidos hombros desnudos había escupido el Manco. Enferma de tristeza desde el día de su desgracia, había ocultado su padecimiento por no ver al médico, o más bien porque el médico no la viese. Y la primera salida de la Desnudada fue con los pies para adelante, camino del cementerio. Pocos días después dejó la casa otra Desnudada, la mayor. Hizo su viaje de noche, con la cara envuelta en tupido velo, y apareció en Vitoria, en la casa matriz de las religiosas de una Orden que tiene por misión asistir a los enfermos y amparar a los niños abandonados. Quedaban solamente en Urdazpi tres de las sobrinas del cura; pero de allí a medio año escapáronse juntas dos de ellas, y se incorporaron a la partida, que por entonces recorría las cercanías en triunfo. Una de las muchachas tuvo ocasión de pelear como un hombre, con denuedo rabioso, contra las tropas liberales hasta que una bala le atravesó el fémur y pereció desangrada. En cuanto a la otra... -¿Murió también? -preguntamos. -Peor que si muriese -contestó melancólicamente el narrador-. No sé qué será de ella; rodará por Bilbao; es lo probable. Esa no supo comprender que por mucho que desnuden el cuerpo, el pudor y decoro sólo se pierden cuando se desnuda el alma. -¿Y la quinta sobrina del cura de Urdazpi? -¡Ah! Esa vive hoy al lado de su tío, que se acogió a indulto al terminar la guerra civil. Humilde y resignada, ya madura, atendiendo a sus labores domésticas y a sus devociones, no parece recordar que en algún tiempo quiso vivir apartada de sus semejantes... Y en el pueblo la respetan, ¡vaya si la respetan! A pesar de que no puede olvidarse la espantosa acción del Manco, nadie se atrevería a llamarla Desnudada en alta voz. 

Fuentes:

Historia del sufragio femenino, Documentos RNE, dirección de Elvira Martelles (audio).
Emilia Pardo Bazán en Wikipedia.
Emilia Pardo Bazán, Pasajes de la Historia, Juan Antonio Cebrián (audio).

5 de marzo de 2012

Cosas que es mejor no aprender


El Roto, Sin título, 2010

Hacía mucho que no publicaba una viñeta, hoy rescaté una de Andrés Rábago El Roto, tan vigente hace un par de años como hoy mismo... Y así estrenamos marzo.